jueves, junio 22, 2006

Hoy no es ayer en el Nacional Bellas Artes, por Marcos Lopez

El Museo Nacional de Bellas Artes, La Azotea Editorial Fotográfica y la Asociación Amigos del MNBA nos invitan a la inauguración de la muestra
Marcos López, Hoy no es ayer
y la presentación del libro Marcos López - Retratos
este Jueves 22 de junio de 2006, a las 19 hs.

En exposición hasta el 30 de julio
MNBA
Av. del Libertador 1473
Ciudad de Buenos Aires

Se trata de una confrontación entre sus primeros retratos en blanco y negro, la mayoría tomados en Santa Fe, Buenos Aires y Cuba en la década del 80 y junto a ellos, las tomas escenificadas a todo color que produce en la actualidad.

En dicha comparación se aprecia la solidez de la obra de Marcos López, su evolución permanente y su real compenetración con el mundo actual, tanto en el uso de la técnica como en la apreciación conceptual.

La exposición de Marcos López - cuya obra se exhibe por primera vez en forma individual en el Museo Nacional de Bellas Artes-, lo confirma como uno de los artistas de mayor originalidad y talento que no deja de sorprender por su interpretación de la realidad. Sara Facio, Curadora

La muestra podrá visitarse hasta el 30 de julio, de Martes a Viernes de 12.30 a 19.30 hs. y Sábados y Domingos, de 9.30 a 19.30 hs.

Presentación del libro MARCOS LOPEZ Retratos

Con el fondo de la obra original se presentará la segunda edición del primer libro del autor publicado en 1993 por La Azotea Editorial Fotográfica, con selección y prólogo de Sara Facio: Marcos López - Retratos. Se referirán a la obra los directores de la Editorial María Cristina Orive y del MNBA el Arq. Alberto Bellucci.

MARCOS LÓPEZ
Nació en la ciudad de Santa Fe, Argentina en 1958.
Estudió desde 1976 en la Universidad Tecnológica Nacional (Regional Provincia de Santa Fe).Carrera de Ingeniería. En 1978 comienza a tomar fotografías.
En 1981 abandona los estudios universitarios para dedicarse por completo a la fotografía.
Obtiene una beca de perfeccionamiento del Fondo Nacional de las Artes.
Se traslada a Buenos Aires y asiste a Talleres de fotógrafos argentinos y extranjeros. En 1989 integra la primera promoción de becarios de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, en Cuba. Reside un año y medio como alumno y también realiza documentales para cine 16 mm y video.
Invitado por Gabriel García Márquez, asiste a su Taller de Guión para TV. En Buenos Aires realiza documentales; colabora como asistente de iluminación en largometrajes y como fotógrafo de filmación.
En 1993 publica su primer libro: Marcos López / Fotografías, selección de Sara Facio, La Azotea Editorial Fotográfica, Buenos Aires.
Comienza a investigar con el color y desarrolla la serie POP LATINO publicado en el 2000 por Editorial La Marca, Buenos Aires.
En 2003 publica el libro "Sub-realismo Criollo". Universidad de Salamanca, España.

Su obra es representada por la Galería Fernando Pradilla, Madrid, la Galería Ruth Benzacar, Buenos Aires, y Galería KBK Arte Contemporáneo, México. Estas galerías muestran regularmente su trabajo en las principales Ferias de Arte Contemporáneo (Chicago, Art Basel, Miami, Paris Photo, Arte BA, Feria MACO, México, FIA, Caracas, y ARCO, Madrid).
Marcos López vive y trabaja en su estudio de la calle Finochietto, en el barrio de Barracas, Buenos Aires, Argentina.


Marcos López, por Rodrigo Alonso

En el año 1993, la editorial fotográfica La Azotea dedicó un libro a la producción de un joven pero ya reconocido fotógrafo: Marcos López. La publicación estaba compuesta exclusivamente por retratos, en una cuidadísima edición en blanco y negro, con un cuerpo de obras suficiente como para comprender en toda su dimensión la propuesta estética del fotógrafo santafecino.

Las imágenes distaban un poco de las que hoy caracterizan la producción de Marcos López. Eran, en general, retratos intimistas, serenos, en muchas ocasiones autobiográficos, concentrados en las expresiones y en lo que en ellas se vislumbra sobre el personaje retratado. Piezas de intensa profundidad, donde cada mirada se transforma en un punto de atención tan poderoso que cuesta despegar la vista de los rostros que la interpelan con insistencia.

Hoy, las fotografías más reconocibles del autor están plagadas de color, absurdo e ironía. Durante los años noventa, López recurrió al cromatismo exacerbado, retocado manual o digitalmente, para aludir a la artificialidad de la realidad social de aquellos años. La imaginería kitsch y los clichés —en particular, aquellos de connotaciones nacionalistas— fueron igualmente parte de su lenguaje expresivo y crítico, lugares donde muchas veces se articulaban puntos de tensión que contrarrestaban el aspecto publicitario de las imágenes. Si sus primeros retratos fueron ante todo intimistas, estos son pura extroversión, exterioridad, superficie.

El retrato y las poses siguen siendo fundamentales, pero el contexto no es menos elocuente en la construcción de su mirada crítica.
Sin embargo, es inexacto plantear una comparación en estos términos. No existe, en realidad, un quiebre entre ambas producciones, sino más bien una continuidad conciente y estudiada, que sólo aparece cuando existe la oportunidad de acceder a los trabajos en conjunto. Y este es uno de los objetivos principales de la exposición Hoy no es Ayer que se presenta en el Museo Nacional de Bellas Artes, y que coincide con la reedición del libro de fotografías publicado hace ya trece años.

Como sostiene Sara Facio, editora del libro y curadora de la muestra, “su temperamento está alejado de toda premura, de lo instantáneo. Está acostumbrado a meditar, a elaborar. Se toma su tiempo. Hace las fotos una a una. Construye la imagen mucho antes de la toma, la produce como si fuera un proyecto publicitario o cinematográfico. Todo está concebido a priori. La caza, lo instantáneo, la sorpresa, no entran en sus planes”.

Estas palabras, escritas en 1993, son tan válidas hoy como entonces. Hay una retórica de la pose y un control obsesivo en el resultado final que puede rastrearse desde aquellos retratos en blanco y negro hasta la producción actual, y muy especialmente, en las fotografías recientes que citan escenas famosas de la historia de la pintura y la fotografía.

López no es un fotógrafo: es un maestro de la fotografía. Y esa maestría, que involucra tanto un conocimiento profundo del oficio como la construcción de una mirada singular y reconocible, lo posiciona como uno de los grandes artistas de la fotografía de nuestro país. La muestra en el Museo Nacional de Bellas Artes es sin dudas un acontecimiento merecido. Pero no sólo lo es para el artista. También, y fundamentalmente, lo es para el espectador. Por Rodrigo Alonso

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